Adopción y técnicas proyectivas: estudio comparativo con el test del dibujo del animal (LADS)

Elisabeth Ballús, PereBarbosa, Artur Sales y Ana Gómez

RESUMEN

Adopción y técnicas proyectivas: estudio comparativo con el test del dibujo del animal (LADS). El objetivo de este estudio es comparar las distintas variables de análisis e identificar la presencia de indicadores emocionales en el LADS, en una muestra de 149 menores de entre seis y 11 años de edad pertenecientes a tres grupos (niños adoptados internacionalmente en España, pares no-adoptados y grupo clínico). Los resultados muestran dife­rencias estadísticamente significativas en algunos indicadores emocionales de los Aspectos Expresivos y en las Historias. El grupo de niños adoptados se asemeja más al grupo de pares no-adoptados que al grupo clínico, apuntando a una visión más saludable de un colectivo tan susceptible de ser considerado patológico. Palabras clave: dibujo del animal, LADS, menores adoptados, adopción internacional, indicadores emocionales.

ABSTRACT

Adoption and projective techniques: a comparative study with the animal drawing test (LADS). The aim of this study is to compare the different variables of analysis and to identify the presence of emotional indicators in the LADS, in a sample of 149 children between the ages of 6 and 11 belonging to three groups (internationa­lly adopted children in Spain, non-adopted peers, and clinical group). The results show statistically significant differences in some emotional indicators of the Expressive Aspects and in their Stories. The group of adopted children is more similar to the non-adopted one, rather than to the clinical group. They show a healthier view of a group, even if they are considered to be pathological. Keywords: Animal drawing, LADS, adopted children, international adoption, emotional indicators.

RESUM

Adopció i tècniques projectives: estudi comparatiu amb el test del dibuix de l’animal (LADS). L’objectiu d’aquest estudi és comparar les diferents variables d’anàlisi i identificar la presència d’indicadors emocionals en el LADS, en una mostra de 149 menors d’entre 6s i 11 anys pertanyents a tres grups (nens adoptats internacionalment a Espanya, pares no adoptats i grup clínic). Els resultats mostren diferències estadísticament significatives en alguns indicadors emocionals dels Aspectes Expressius i en les Històries. El grup de nens adoptats s’assembla més al grup de pares no adoptats que al grup clínic, cosa que apunta a una visió més saludable d’un col·lectiu tan susceptible de ser considerat patològic. Paraules clau: dibuix de l’animal, LADS, menors adoptats, adopció internacional, indicadors emocionals.

Introducción

La nueva realidad social que se ha ido configu­rando al inicio de este siglo XXI muestra nuevas formas de parentalidad con distintos modelos fa­miliares: familias monoparentales, reconstituidas, mixtas, adoptivas y homoparentales, por nom­brar algunas de ellas, que presentan necesidades y problemáticas distintas que los diferentes cam­pos profesionales han de poder dar respuesta.

Centraremos este estudio en el ámbito de la adopción. En occidente y especialmente en Es­paña, el número de adopciones internacionales aumentó exponencialmente durante la primera década del 2000 (Selman, 2009).

La adopción es reconocida por los expertos como una medida de protección a la infancia; un proceso reparador que facilita cambios posi­tivos en el desarrollo físico y emocional y espe­cialmente en la manera de vincularse (Palacios, Román y Camacho, 2011; Van Ijzendoorn y Juffer, 2006). Sin embargo, no hay que obviar la com­plejidad afectiva que supone ser un niño adop­tado (Ballús y Pérez-Testor, 2016). Tener una doble parentalidad, es decir, tener unos padres biológicos y unos padres adoptivos, puede au­mentar el conflicto de lealtades y la ambivalen­cia de sentimientos hacia las figuras parentales.

La investigación sobre adopción ha mostrado el impacto emocional que supone la pérdida y la separación de la familia biológica, así como la experiencia temprana de deprivación afecti­va que sufren la mayoría de niños adoptados, en mayor o menor grado, ya sea por su insti­tucionalización como experiencias de negligen­cia y/o abuso (Brodzinsky y Schechter, 1990; Gunnar, Bruce y Grotevant, 2000; Zeanah y So­nuge-Barke, 2016). Todos estos factores emo­cionales pueden afectar el desarrollo global del menor, comportando retrasos madurativos y dishamonías en su evolución. Ello favorece que los niños adoptados sean un colectivo más vul­nerable a ser sobrediagnosticados. Tal y como afirman distintos autores (Sanchez-Sandoval, 2002; Juffer y Van Ijzendoorn, 2005), los niños adoptados están sobrerrepresentados en los estudios de salud mental y ello se refleja en los resultados escolares, la autoestima y por ma­yores tasas de problemas de comportamiento, externalización e internalización en la infancia y la adolescencia. De ahí la importancia de poder incorporar técnicas proyectivas en los procesos psicodiagnósticos, que faciliten la expresión de las experiencias traumáticas que a menudo han vivido estos niños y ayuden a comprender su realidad interna.

En el estudio que aquí presentamos, hemos utilizado el Test del Dibujo del Animal (Schawrtz y Rosenberg, 1955; Levy y Levy, 1958). El Test del Dibujo de un Animal es una técnica proyectiva gráfica muy utilizada en la práctica clínica, jun­to con otros métodos proyectivos como el Test del Dibujo de la Figura Humana (Goodenough, 1926; Harris, 1981; Koppitz, 1968) y el House, Tree & Person (HTP [Hammer, 1958]). Cabe señalar cómo algunas investigaciones muestran que en el Test del Animal se aprecia mejor la relación entre el motivo de consulta y los síntomas que con el Test de la Figura Humana (Siquier, García Arzano y Grassano, 2005). Otros autores aña­den que el Test del Dibujo del Animal facilita más la proyección al tratarse de animales y per­mite poner más distancia emocional al realizar la prueba (Bellak y Abrams, 2000).

Expondremos algunas ideas respecto dicho test, para describirlo y conceptualizarlo. Una de las primeras clasificaciones de las pruebas psicológicas distinguía entre los test objetivos o psicométricos (habitualmente cuestionarios como el Inventario Multifásico de Personalidad Minnesota [M.M.P.I.] de Hathaway y McKinley [1942]) y los test proyectivos. Por su parte, Bornstein (2007) propone utilizar el nombre de “inventarios de auto-informe” o “test de auto-atribución” para los test objetivos (los cuestio­narios son punteados por los mismos pacientes) y “métodos constructivos” o “test atributivos” para los test proyectivos, ya que atribuyen y construyen significados a unos estímulos ambi­guos en función de las características del estí­mulo y a las propias personas. A su vez, las téc­nicas proyectivas pueden clasificarse en base al “comportamiento manifiesto” que provocan en el sujeto (hablar, dibujar, construir) y por la “na­turaleza del estímulo” que se propone. El Test del Dibujo del Animal es un test gráfico con un estímulo temático inicial, dónde el sujeto deberá dibujar un animal. En la segunda parte, en cam­bio, el estímulo es verbal y el examinado conta­rá una historia acerca del animal dibujado.

El dibujo siempre se ha considerado un siste­ma de expresión personal y de comunicación natural y espontáneo del niño, aunque se ha interpretado de distinto modo en función de la perspectiva psicológica, ya sea evolutiva o clínica. Desde la perspectiva evolutiva, se con­sidera el dibujo como indicador cognitivo y de madurez evolutiva. Se fundamenta en estudios psicométricos (Goodenough, 1926; Harris, 1963; Maganto y Garaigordobil, 2009; 2011). Por el contrario, la perspectiva clínica utiliza el dibu­jo como una técnica proyectiva para evaluar la personalidad, ya que proporciona múltiples hi­pótesis acerca de la su estructura, dinámica y conflictos (Machover, 1963; Koppitz, 1968; No­delis, 2011). Se basa en el marco teórico del psi­coanálisis.

Las investigaciones que se han realizado con el Test del Animal (LADS) también siguen es­tas dos perspectivas. Schawrtz y Rosemberg, (1955), a partir de una muestra de 800 casos de pacientes y no-pacientes de edades comprendi­das entre los seis y los 60 años, concluyeron que el test del dibujo de un animal podría mostrar más profusamente las proyecciones y las actitu­des que otros test gráficos. Levy y Levy (1958) redactaron datos normativos, frecuencias y sim­bolismo de diversos animales, basándose en 7.346 dibujos de animales de pacientes y no-pacientes de adultos y de adolescentes. Por su parte, Wallon (1982) publicó un estudio sistemá­tico acerca de 3.500 dibujos espontáneos de un animal realizados por niños y niñas de seis a 12 años, obteniendo el nivel de madurez mental y grado de simbolización. Posteriormente, otros estudios (Campo y Vilar, 1977; Alcalde y Cam­po, 1988; Liberal, 1993; Leibowitz, 2010; Barbo­sa y Sales, 2014; 2015) muestran que el LADS proporciona información respecto a la persona­lidad del sujeto y, especialmente, de su conflicti­va actual. Presentan también normativizaciones y simbolismo de varios animales. Finalmente, el estudio de Maganto y Maganto (1990), con una muestra de 1.750 niños y niñas de seis a 13 años, realiza una estandarización del test del Animal integrando tanto la evaluación del Desarrollo Madurativo-Cognitivo como Emocional.

No obstante, tal y como afirman Maganto y Garaoigordobil (2011), hay que señalar que la falta de rigor metodológico en el uso de las Técnicas Proyectivas Gráficas y, por tanto, en la utilización de los dibujos en el psicodiagnóstico y el trabajo terapéutico durante las décadas de los 60 y 70, originó muchas críticas y despresti­gio en su utilización. Aunque también es cierto que en los últimos años están proliferando estu­dios con Métodos Proyectivos, que incorporan medidas cuantitativas con propiedades psico­métricas a las medidas cualitativas propias de estas técnicas, otorgándoles así mayor fiabilidad y objetividad como pruebas psicodiagnósticas (Maganto y Maganto, 1990; Maganto y Garaigor­dobil, 2009; Levy, 2014; Barbosa y Sales, 2014; 2015; Tuset y Fernández, 2017; Ballús, Casas, Urrutia y Pérez-Téstor, 2019; Ballús, Urrutia, Ca­sas y Loizaga, 2019).

En esta misma línea, queremos encuadrar el trabajo que aquí presentamos con el Test del Di­bujo del Animal. Y, por ello, el objetivo que nos planteamos es comparar las distintas variables de análisis e identificar la presencia de indicado­res emocionales en el Test del Dibujo del Animal en una muestra de 149 menores de entre seis y 11 años de edad, pertenecientes a tres grupos (niños adoptados internacionalmente en Es­paña, pares no-adoptados y grupo clínico). Así mismo, se pretende analizar y evaluar si existen diferencias estadísticamente significativas entre los tres grupos que conforman la muestra, en las distintas variables de análisis del test: 1) tipo de animal (simbología y frecuencia, 2) aspectos expresivos (indicadores emocionales) y 3) his­torias.

Método

Participantes y procedimiento

La muestra está compuesta por un total de 149 niños residentes en Barcelona (España), con edades comprendidas entre los seis y los 11 años, con una media de edad de 8,68 (DE = 1,50) y una distribución por género de 67 niñas (44,7 %) y 83 niños (55,33 %). La muestra está divida en tres grupos: (1) niños adoptados internacional­mente en España (N = 44), (2) pares no-adopta­dos (N = 57), que proceden de distintas escuelas de Barcelona, con niveles educativos y socioe­conómicos homogéneos y (3) un grupo clínico (N = 48), que en el momento de la evaluación estaban recibiendo atención psicológica privada en distintos centros de la misma ciudad.

La evaluación se llevó a cabo en los mismos centros escolares de donde procedían los dos primeros grupos, adoptados internacionalmen­te y pares no-adoptados, y en cuanto al grupo clínico, la prueba se aplicó en los mismos cen­tros de atención psicológica. Se excluyeron los niños con discapacidad intelectual de todos los grupos.

La aplicación del test se llevó a cabo por dos profesionales expertos en técnicas proyectivas y de acuerdo con la normativa deontológica de investigación.

Instrumentos

El test del Dibujo del Animal (Levy y Levy, 1958) es un método proyectivo conocido como la “Técnica del dibujo y de la historia de un ani­mal de Levy (LADS)”. La sigla L.A.D.S con que se designa esta técnica corresponde a su nom­bre en inglés Levy Animal-Drawing-Story Tech­nique y así nos referiremos a ella en este trabajo. Por tanto, es un test gráfico (dibujar un animal) y verbal a la vez (el examinado contará una his­toria acerca del animal dibujado).

El procedimiento y la consigna, siguiendo los criterios de Levy y Levy (1958), fueron los si­guientes: “por favor, dibuja un animal. Cualquier animal que desees”. Después de que el dibujo esté finalizado, se le da otra hoja, o bien se da la vuelta a la del dibujo y se le dice: “ahora vas a inventar una historia acerca de este animal que has dibujado y la escribirás en este papel”. En el caso de los sujetos más pequeños, se modifica la consigna sobre la escritura diciendo: “ahora vas a inventar una historia acerca de este animal que has dibujado y yo la escribiré”. La edad de aplicación es a partir de los seis años aproxima­damente, ya que el niño debe ser capaz de dar respuesta a la consigna gráfica y verbal o es­crita. Los materiales que se emplean son hojas de papel blanco DIN-A 4, lápiz del número 2 y goma de borrar. Como en toda prueba proyec­tiva, no hay tiempo límite, aunque se registrará, así como también las verbalizaciones espontá­neas que se realicen.

El LADS se administró individualmente y se aplicó a todos los sujetos de las tres muestras, niños adoptados, pares no-adoptados y grupo clínico.

Análisis de datos cualitativos

La evaluación de la prueba puede realizar­se en base a tres criterios: normativo, formal y simbólico. El normativo consiste en comparar el animal escogido con baremos de frecuencias de diversas muestras. El formal se realiza valiéndo­se del análisis de los rasgos gráficos expresivos y de contenido del dibujo realizado. El simbólico se apoya en los significados culturales y propios del sujeto, sobre el animal dibujado.

Los datos obtenidos con el LADS que aquí presentamos se han evaluado siguiendo los tres criterios comentados y a partir de las siguientes variables de análisis: 1) tipo de animal (simbolo­gía y frecuencias), 2) aspectos expresivos (indi­cadores emocionales) y 3) historias.

Tipo de animal. Se analiza la simbología y fre­cuencias del animal dibujado a partir de tres cla­sificaciones: a) doméstico / salvaje, b) agresivo / no agresivo y c) despectivo / no despectivo, siguiendo otros estudios (Levy y Levy, 1958; Campo y Vilar, 1977; Maganto y Maganto, 1990).

Aspectos expresivos. Los aspectos estructu­rales o expresivos de los gráficos definidos por Hammer (1958) y que forman aquellos aspec­tos relativos a cómo se ha realizado el dibujo, informando sobre la personalidad del sujeto, comprenden un total de 10 ítems: (1) emplaza­miento, (2) tamaño, (3) perspectiva, (4) presión, (5) sombreado, (6) borrado, (7) detalles, (8) si­metría, (9) detalles y (10) proporcionalidad. Es­tos ítems han sido utilizados por los distintos autores que han investigado con test gráficos (Machover, 1963; Buck, 1995; Stern, 2015; Ro­cher, 2009; Barbosa, 2013) y por tanto se pue­de considerar que hay consenso al respecto. Para el propósito de este estudio, hemos utili­zado aquellos aspectos expresivos utilizados por Maganto y Maganto (1990) en su estudio de estandarización del LADS a partir de una mues­tra española de 1.750 niños y niñas de edades comprendidas entre seis y 13 años de edad. A partir del análisis estadístico de los aspectos expresivos, se obtuvo un listado de variables que sirven de base pare el diagnóstico de la personalidad. Seguidamente, se establecieron criterios para poder considerar estos aspectos expresivos como Indicadores Emocionales si cumplían tres requisitos, tal y como afirman las autoras (1990): ser inusuales a cualquier edad, es decir que su frecuencia sea inferior al 11 %; no estar relacionado con la edad y maduración de los sujetos y que la validez clínica de las mismas haya sido corroborada por investigaciones pre­cedentes. Finalmente, los aspectos expresivos considerados como Indicadores Emocionales que se obtuvieron y que hemos utilizado para nuestro análisis corresponden a los seis prime­ros ítems definidos por Hammer (1958) y son: (1) emplazamiento, (2) tamaño, (3) perspectiva, (4) presión, (5) sombreado y (6) borrado.

Historias. El análisis de las historias o narrati­vas se ha realizado mediante la operativización de las narraciones según Maganto y Maganto (1990). Ésta consta de la evaluación tanto del tema principal de la historia, como del desen­lace final, tal y como se detalla a continuación:

– Tema principal: (1) sin historia, (2) sin rela­ción, (3) relación de cooperación, (4) relación de dependencia, (5) agresión y (6) alejamiento.

– Desenlace final: (1) sin final, (2) final bueno llevado a cabo por él mismo y real, (3) final bue­no llevado a cabo por él mismo aunque fanta­seado, (4) final bueno llevado a cabo por otros y real, (5) final bueno llevado a cabo por otros aunque fantaseado, (6) final malo y conlleva la muerte, (7) malo pero no conlleva la muerte.

Análisis de datos cuantitativos

Se analizaron los resultados con el paquete estadístico IBM SPSS Statistics-25. Se realizó un análisis de varianza, utilizando los estadísticos de ANOVA y Tukey, para comparar las puntua­ciones de las tres submuestras en función de los tres criterios de análisis: 1) tipo de animal, 2) as­pectos expresivos, 3) historias.

Resultados

Los resultados que aquí presentamos se han agrupado a partir de las variables de análisis mencionadas anteriormente.

Tipo de animal

Se detallan a continuación los resultados del tipo de animal dibujado: (1) distribución de fre­cuencias y (2) simbología del animal represen­tado.

Distribución de frecuencias de los animales. Los tres primeros animales seleccionados de modo semejante en las distintas muestras co­rresponden a los tres animales más “populares”: perro, gato y caballo. El perro y el gato son ele­gidos en primer y segundo lugar: niños adop­tados (perro, 15,9 % y gato, 15,9 %), pares no-adoptados (perro, 26,3 % y gato, 10,5 %) y grupo clínico (perro, 22,9 % y gato, 14,6 %). El caballo es escogido en tercer lugar por las muestras de adoptados (6,8 %) y el grupo clínico (12,5 %). El tercer lugar de la muestra de pares no-adop­tados elige en tercer lugar el león (8,8 %) y el delfín (8,8 %); mientras que el caballo ocupa el quinto lugar (3,5 %) a la par de tortuga, tiburón, y hámster.

Simbología del animal representado. Los resul­tados obtenidos (ver tabla 1 del anexo) mues­tran que no hay diferencias significativas en las muestras, ni en ninguna de las tres subdivisiones de animales: a) doméstico/salvaje (F = 1.003; p = 0,639), b) agresivo/no agresivo (F = 0,086; p = 0,918) y c) despectivo/no despectivo (F = 0,973; p = 0,380), tal y como se detalla a continuación.

Doméstico / salvaje. La presencia del animal doméstico es muy similar en las tres muestras adoptados (43,2 %; n = 19), pares no-adoptados (54,4 %; n = 31) y grupo clínico (56,3 %; n = 27). Y lo mismo ocurre con el animal salvaje, adopta­dos (56,8 %; n = 25), pares no-adoptados (45,6 %; n = 26) y grupo clínico (43,8 %; n = 21).

Agresivo / no agresivo. Las puntuaciones del animal agresivo son inferiores, aunque también muy parecidas entre las muestras: adoptados (18,2 %; n = 8), pares no-adoptados (21,1 %; n =1 2) y grupo clínico (18,8 %; n = 9). Contraria­mente, la presencia del animal no agresivo ob­tiene puntuaciones elevadas en los tres grupos: adoptados (81,8 %; n = 36), pares no-adoptados (78,9 %; n = 45) y grupo clínico (81,3 %; n = 39).

Despectivo / no despectivo. En el animal des­pectivo, se observan algunas diferencias entre las muestras, con mayor presencia en el gru­po de adoptados aunque sin ser significativo: adoptados (18,2 %; n = 8), pares no-adoptados (8,8 %; n = 5) y grupo clínico (14,6 %; n = 7). En el animal no despectivo, las puntuaciones tienden a igualarse, adoptados (81,8 %; n = 36), pares no-adoptados (91,2 %; n = 52) y grupo clínico (85,4 %; n = 41).

Aspectos expresivos

Los resultados del análisis de los diferentes indicadores emocionales se detallan a continua­ción (ver la tabla 2 del anexo).

Emplazamiento. Respecto la ubicación del di­bujo en el cuadrante inferior izquierdo, los datos de la tabla 2 del anexo muestran que hay dife­rencias significativas (F = 6,187; p = 0,003*) en­tre adoptados (25 %; n = 11), pares no-adoptados (3,5 %; n = 2) y grupo clínico (25 %; n = 12). Los pares no-adoptados tienen una significación menor que los adoptados y el grupo clínico. Es­tos dos últimos se equiparan.

Tamaño. Acerca del tamaño pequeño del di­bujo, los resultados de la tabla 2 del anexo indi­can que hay diferencias significativas (F = 7,287; p = 0,001*) entre adoptados (59,1 %; n = 26), pares no-adoptados (49,1 %; n = 28) y grupo clí­nico (83,3%; n = 40). Este grupo clínico obtiene puntuaciones significativamente más altas que los adoptados y pares no-adoptados; estas dos muestras se asemejan.

Perspectiva (postura de espaldas). En cuanto a la perspectiva del dibujo, las cifras de la pos­tura de espaldas (en la tabla 2 del anexo) no presentan diferencias significativas (F = 0,284; p = 0,753) entre adoptados (2,3 %; n = 1), pares no-adoptados (5,3 %; n = 3) y grupo clínico (4,2 %; n = 2)

Perspectiva (Posición del dibujo desde arriba). Respecto la posición del dibujo realizado desde arriba, los valores de la tabla 2 del anexo mues­tran que no hay diferencias significativas (F = 0,918; p = 0,402) en ninguna de las tres mues­tras: adoptados (2,3 %; n = 1), pares no-adopta­dos (1,8 %; n = 1) y grupo clínico (6,3 %; n = 3).

Presión. Los números que se observan en la tabla 2 del anexo no ofrecen diferencias signifi­cativas (F = 1,751; p = 0,177) entre los adoptados (22,7 %; n = 10), pares no-adoptados (19,3 %; n = 11) y grupo clínico (10,4 %; n = 5).

Sombreado. Respecto a este indicador, apare­cen resultados con diferencias significativas (F = 33,868; p = 0,000*) en relación a adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adoptados (14 %; n = 8) y grupo clínico (33,3 %; n = 16). Adoptados y pa­res no-adoptados se asemejan menos al grupo clínico (ver tabla 2 del anexo).

Borrado. En los valores del borrado del di­bujo, se observan diferencias significativas (F = 17,709; p = 0,000*) entre las tres muestras: adoptados (11,4 %; n = 5), pares no-adoptados (42,1 %; n = 24) y grupo clínico (33,3%; n = 16). La muestra de adoptados obtiene puntuaciones significativamente menores que pares no-adop­tados y grupo clínico.

Historias

Los resultados de las historias o narrativas so­bre el dibujo del animal se realizaron a partir del análisis del (a) tema principal y del (b) desenla­ce final (tabla 3 del anexo).

Tema principal

(1) Sin historia. En los valores de la tabla 3 del anexo, no hay diferencias significativas (F = 1,162; p = 0,316), en la variable temática “sin historia” entre las tres muestras: adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adoptados (19,3 %; n = 11) y grupo clíni­co (10,4 %; n = 5). Las frecuencias y el tanto por ciento de sujetos de cada muestra son bajos.

(2) Sin relación, (5) agresión y (6) alejamiento. Se comentan a continuación las temáticas de re­lación más negativas. Los datos de la tabla 3 del anexo muestran que, en el tema (2) sin relación, no hay diferencias significativas (F = 0,120, p = 0,887), adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adop­tados (10,5 %; n = 6) y grupo de clínico (12,5 %; n = 6). Tampoco se observan diferencias signi­ficativas (F = 1,361, p = 0,260), en el tema (5) agresión (F = 1.361; p = 0,260): adoptados (27,3 %; n = 12), pares no-adoptados (14 %; n = 8) y grupo clínico (20,8 %; n = 10). Igualmente, no presentan diferencias significativas en el tema (6) alejamiento (F = 2,662; p = 0,073): adopta­dos (13,6 %; n = 6), pares no-adoptados (1,8 %; n = 1) y grupo clínico (10,4 %; n = 5).

(3) Cooperación y (4) dependencia. Se expli­can en este apartado las temáticas de unas rela­ciones más positivas. En el tema de (3) coope­ración, los personajes realizan acciones en que participan en igualdad de condiciones. Los da­tos de la tabla 3 del anexo muestran que no hay diferencias significativas (F = 1,652; p = 0,195) entre las tres muestras: adoptados (11,4 %; n = 5), pares no-adoptados (8,8 %; n = 5) y grupo clínico (20,8 %; n = 10). En cuanto al tema de (4) dependencia, se incluyen aquellas historias en las que un personaje predomina sobre el otro, es decir, un animal es más fuerte, más listo o más seguro y por ello guía, dirige o está por enci­ma del resto. Se observa que no hay diferencias significativas (F = 2,951; p = 0,055) respecto las tres muestras: adoptados (29,5 %; n = 13), pares no-adoptados (45,6 %; n = 26) y grupo clínico (25 %; n = 12).

Desenlace final

En un primer análisis, no se observaron dife­rencias significativas en ninguno de los subítems del desenlace, tal como se observa en la Tabla 4. Los subítems del desenlace son:

Sin final (F = 0,990; p = 0,374.). Adoptados (18,2 %; n = 8), pares no-adoptados (22,8 %; n = 13) y grupo clínico (10,4 %; n = 5).

Final bueno llevado a cabo por él mismo y que ese final es posible que ocurra en la vida real (F = 1,879; p = 0,156). Adoptado (13,6 %; n = 6), pa­res no-adoptados (3,5 %; n = 2) y grupo clínico (12,5 %; n = 6).

Final bueno llevado a cabo por él mismo aun­que fantaseado (F = 2,958; p = 0,055). Adopta­dos (13,6 %; n = 6), pares no-adoptados (15,8 %; n = 9), grupo clínico (2,1 %; n = 1).

Final bueno llevado a cabo por otros y real (F = 1,276 p = 0,282). Adoptados (27,3 %; n = 12), pares no-adoptados (22,8 %; n = 13) y grupo clí­nico (37,5 %; n = 18).

Final bueno llevado a cabo por otros aunque fantaseado (F = 1,592; p= 0,207). Adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adoptados (21,1 %; n = 12) y grupo clínico (12,5 %; n = 6).

Final malo y conlleva la muerte (F = 0,794; p = 0,454). Adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adoptados (7 %; n = 4) y grupo clínico (14,6 %; n = 7).

Final malo pero no conlleva la muerte (F = 0,173; p = 0,841). Adoptados (9,1 %; n = 4), pares no-adoptados (7 %; n = 4) y grupo clínico (10,4 %; n = 5).

Posteriormente, se hizo una nueva agrupación de los ítems que formaban el apartado del des­enlace de las historias (tabla 4 del anexo). Se diferenciaron dos aspectos: a) la acción es lle­vada a cabo por él mismo -ítems 2 y 3-, o por los otros -ítems 4 y 5-, y b) el final es bueno real -ítems 2 y 4-, o es bueno con uso de la fantasía -ítems 3 y 5-.

Los resultados muestran diferencias significa­tivas (F = 4.455; p = 0.013*) en el ítem 2. Final bueno real (ítem 2 y 4): adoptados (40,9 %; n = 18), pares no-adoptados (26,3 %; n = 15) y grupo clínico (50 %; n = 24). El grupo de niños adop­tados y el grupo clínico se asemejan obteniendo puntuaciones significativamente más altas que el grupo de pares no-adoptados.

También se encuentran diferencias significa­tivas (F = 3,766; p = 0,025*) en el ítem (3) final bueno fantaseado (ítem 3 y 5): adoptados (n = 10; 22,75 %), pares no-adoptados (n = 21; 36,9 %) y grupo clínico (n = 7; 4,6 %). Estos últimos ob­tienen puntuaciones significativamente meno­res que los pares no-adoptados y que los adop­tados. Mientras que los pares no-adoptados se sitúan en el extremo superior y la muestra de adoptados queda en un punto intermedio.

En los ítems restantes, no se encuentran di­ferencias significativas. (4) Final bueno llevado a cabo por él mismo (ítem 2 y 3) (F = 1.232; p = 0.295): adoptados (27,3 %; n = 12), pares no-adoptados (19,3 %; n = 11) y grupo clínico (14,6 %; n = 7) y (5) final bueno llevado a cabo por los otros (ítems 4 y 5) (F = 0.749; p = 0.475): adoptados (36,4 %; n = 16), pares no-adopta­dos (43,9 %; n = 24) y grupo clínico (50 %; n = 24).

Discusión

El objetivo de este estudio era comparar las distintas variables de análisis e identificar la pre­sencia de indicadores emocionales en el Test del Dibujo del Animal, en una muestra de 149 menores de entre seis y 11 años de edad, perte­necientes a tres grupos (niños adoptados inter­nacionalmente en España, pares no-adoptados y grupo clínico). Así mismo, se pretendía anali­zar y evaluar si existen diferencias estadística­mente significativas entre los tres grupos que conforman la muestra, en las distintas variables de análisis del test: 1) tipo de animal (simbología y frecuencia), 2) aspectos expresivos (indicado­res emocionales) y 3) historias.

Los resultados descritos indican diferencias estadísticamente significativas en algunos Indi­cadores emocionales de los aspectos expresivos (1. Emplazamiento: Cuadrante inferior izquierdo, 2. Tamaño pequeño, 5. Sombreado y 6. Borra­do) y en las Historias (Desenlaces agrupados: 2. Final bueno real y 3. Final bueno con uso de la fantasía), comparando los tres grupos de la muestra (adoptados, pares no-adoptados y grupo clínico).

En cuanto al primer aspecto analizado, tipo de animal (simbología y frecuencia), no se en­contraron diferencias significativas, aunque sí constatamos que la elección de los animales por las tres muestras es muy semejante entre ellas (“perro” elegido en primer lugar y “gato” en se­gundo). Estos resultados coinciden con otros estudios (Levy y Levy, 1958; Maganto y Magan­to, 1990; Alcalde y Campo, 1994; Barbosa y Sa­les, 2014) que muestran la frecuencia de los tres animales más “populares” (perro, gato y caba­llo). Respecto a la simbología del animal, a partir de las tres clasificaciones elegidas (domésticos/salvajes, agresivo/no agresivo y despectivo/no despectivo), los datos obtenidos muestran coincidencias en las selecciones realizadas por las tres muestras) y por tanto no se encuentran diferencias significativas, aunque sí una cierta tendencia del grupo de adoptados, a elegir un animal despectivo. También de acuerdo con otros estudios (Siquier et al., 2005), se eviden­cia que el dibujo y el cuento del animal son ele­mentos más importantes y ricos en información, en comparación con las elecciones del animal. Se esperaba que las distintas elecciones ayu­darían a vehiculizar mejor determinados senti­mientos, como por ejemplo, el animal agresivo: sufrimiento por el maltrato y la inadecuación en su entorno; el animal salvaje: sus reacciones de enojo, de rabia contra este entorno, y el animal despectivo: los sentimientos de auto-desvalora­ción y de rechazo por parte de las personas de su ambiente (Gheerbrant y Chevalier, 2007; Cir­lot, 2007; Serrano y Pascual, 2010).

Otro factor que puede ser relevante en cuanto a la poca significación obtenida en la selección del tipo de animal es la edad. La muestra de este estudio no supera los 11 años y la media es de 8,8 años de edad y posiblemente la simbología cultural tenga un mayor peso en las elecciones del animal. Por ello, a mayor edad y por tanto a medida que el sujeto construye su identidad, se observa que la elección del animal se diversifica (Levy y Levy, 1958; Alcalde y Campo, 1994; Levy, 2014), permitiendo proyectar aspectos propios de la personalidad y/o conflictiva del sujeto.

El segundo aspecto analizado, los aspectos expresivos, mostró que habían diferencias sig­nificativas entre las tres muestras, en cuatro de los indicadores emocionales evaluados. En el primero de ellos, (1) emplazamiento, los resulta­dos muestran que el dibujo en el cuadrante infe­rior izquierdo lo realizan con mayor frecuencia los niños adoptados y el grupo clínico, de acuer­do con otros estudios (Hammer, 1958; Frank de Verthely, 1975; Siquier de Ocampo et al., 2005; Díaz, 2013; Carrizo, 2015). Este cuadrante es la zona de los conflictos: el sujeto que dibuja en él, en general, se caracteriza por una personalidad condicionada por un pasado problemático, con regresiones y fijaciones en etapas primitivas de su desarrollo, con mayores tendencias a la intro­versión y al aislamiento, con impulsos y afectos poco elaborados. El segundo indicador evalua­do fue el (2) tamaño pequeño. Los datos mues­tran una presencia más significativa de dibujos de tamaño pequeño en el grupo clínico que en el resto de las muestras (el grupo de adoptados se asemeja a los pares no-adoptados). Estos resul­tados coinciden con otros estudios (Machover, 1963; Buck, 1995; Vives, 2006; Pont, 2014), que afirman que el tamaño pequeño del dibujo pue­de reflejar lo “pequeño” que se siente el sujeto respecto la imagen de sí mismo y a la adecua­ción al ambiente, así como vivencias de auto-desvaloración y de desadaptación respecto los demás. El siguiente indicador emocional de los aspectos expresivos con puntuaciones significa­tivas fue el (5) sombreado. Se repite la presencia más significativa de sombreado en el grupo clí­nico que en el grupo de adoptados y de pares no-adoptados, que se asemejan. En este sen­tido, distintos autores (Hammer, 1958; Anzieu, 1968; Celener, 2004; Barbosa, 2013) afirman que el sombreado puede significar ansiedad, temor y ocultamiento y, por tanto, considerarse más propios de sujetos con problemas emocionales. Y, por último, el ítem (6) borrado, se observa en los resultados que los adoptados borran de una manera significativamente inferior al grupo de pares no-adoptados y clínico. Por un lado, pue­de expresar ansiedad, malestar, negación y con­flicto y, por el contrario, también indica autocrí­tica positiva y un intento hacia un cambio mejor (Buck, 1948; Rabin y Hawort, 1966; Stern, 2015).

En cuanto al tercer aspecto analizado, las his­torias, los resultados indican que hay diferencias significativas en los ítems 2 y 3 de los Desen­laces agrupados. En el primero de ellos, (2) fi­nal bueno real, el grupo de niños adoptados y el grupo clínico se asemejan obteniendo pun­tuaciones significativamente más altas, debido a que en el desenlace de la narración se inclu­ye un mecanismo de defensa maníaco. Este se utiliza para compensar los aspectos depresivos de la situación que vive tanto el niño adoptado como el niño con conflictos. En el segundo ítem con resultados significativos, (3) final bueno y con uso de la fantasía, se observa que el grupo pares no-adoptados puntúa significativamente más alto que el grupo de adoptados y, en es­pecial, que el grupo clínico, que se sitúa en el extremo inferior. Estos resultados sugieren que el uso apropiado de la fantasía puede interpre­tarse clínicamente como un indicador positivo de la personalidad del sujeto.

Entre las limitaciones de esta investigación hay que mencionar la edad de los tres subgrupos de la muestra, ya que sólo abarca la franja de seis a 11 años. En futuras investigaciones, sería necesario disponer de una muestra más amplia y estratifica­da, que incluya sujetos de los diferentes grupos de edad y permita revisar o verificar estos resultados. Por otro lado, también sería conveniente revisar la categorización de las historias (Maganto y Magan­to, 1990) y añadir algún ítem más que contemple los temas de pérdida, especialmente presentes en el grupo de adoptados. Si bien es cierto que la ca­tegorización nos permite operativizar y objetivar las narraciones, esta debe ser lo suficientemente amplia para no perder información válida, como es el caso de la temática de pérdida que en este estudio no se ha podido evaluar.

Conclusiones

Los resultados de esta investigación, aunque preliminares, sugieren que el perfil de persona­lidad de los menores adoptados en la etapa de la segunda infancia (6 a 11 años) se asemeja más al grupo de pares no-adoptados que al grupo clínico y, por tanto, a la normalidad. Estos re­sultados coinciden con otros estudios donde se señala que los menores adoptados, a pesar de que tienden a expresar la sintomatología de una forma más externalizandora, aumentando su presencia en los servicios de salud mental, no se observa mayor presencia de patología (Fernán­dez et al., 2014). El uso de técnicas proyectivas puede ayudar a los profesionales a conocer la realidad interna del niño y comprenderlo así en su globalidad, más allá de su sintomatología.

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