La calidad de vida en adolescentes que ingresan en un hospital de día de salud mental

Lídia Sarrió-Colas, Elvira Pla-Tomas, Ana Martí-García, Jordi Fiol-Munar, Laura Agramunt-Príncep y Roger Ferrer-Sabaté

RESUMEN  

La calidad de vida en adolescentes que ingresan en un hospital de día de salud mental. En el programa de hos­pitalización de día de salud mental se acogen a los adolescentes que necesitan de la intervención de un equipo multidisciplinar. La calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) nos da información sobre la percepción de la salud del adolescente. El objetivo del estudio es describir la características sociodemográficas y clínicas de los adolescentes y conocer la calidad de vida durante el ingreso y al alta del programa. Se trata de un estudio longitudinal y descriptivo. El cuestionario utilizado para medir la calidad de vida de los/las adolescentes ha sido el SF-36. Se concluye que las intervenciones realizadas en el hospital de día impactan positivamente en la CVRS los adolescentes. Palabras clave: adolescentes, hospital de día, salud mental, cualidad de vida, enfermería, SF36.

ABSTRACT  

Quality of life in adolescents admitted to a mental health day hospital. Adolescents who need the intervention of a multidisciplinary team are admitted to the mental health day hospital programme. Health-related quality of life (HRQoL) gives us information about the adolescent’s perception of health. The aim of the study is to descri­be the socio-demographic and clinical characteristics of the adolescents and compare the quality of life when they are admitted and when they are discharged from the programme. It is a longitudinal and descriptive study. The questionnaire used to measure the quality of life of the adolescents was the SF-36. It is concluded that the interventions carried out in the day hospital have a positive impact on the adolescents’ HRQOL. Keywords: ado­lescents, day hospital, mental health, quality of life, nursing, SF36.  

RESUM  

La qualitat de vida en adolescents que ingressen a un hospital de dia de salut mental. Al programa d’hospitalització de dia de salut mental s’acullen adolescents que necessiten la intervenció d’un equip multi­disciplinari. La qualitat de vida relacionada amb la salut (CVRS) ens dona informació sobre la percepció de la salut de l’adolescent. L’objectiu de l’estudi és descriure les característiques sociodemogràfiques i clíniques dels adolescents i conèixer la qualitat de vida durant l’ingrés i l’alta del programa. És un estudi longitudinal i descrip­tiu. El qüestionari utilitzat per mesurar la qualitat de vida dels adolescents ha estat l’SF-36. Es conclou que les intervencions realitzades a l’hospital de dia impacten positivament en la QVRS dels adolescents. Paraules clau: adolescents, hospital de dia, salut mental, qualitat de vida, infermeria, SF 36.

Introducción

La calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) nos da información sobre la percepción de la salud del adolescente. Para Shumaker y Naughton (1995), la CVRS es la “evaluación subjetiva de la influencia del estado de salud actual, el cuidado de la salud y las actividades promotoras de la salud, en las habilidades para alcanzar y mantener un nivel de funcionamiento general que permita seguir las metas valoradas de vida y que esto se refleje en su bienestar general”. Las investigaciones recientes en la población adolescente revelan que la CVRS se percibe peor a mayor edad. Durante la infancia, no se observan diferencias entre niños y niñas, pero en la adolescencia aparecen notables diferen­cias, donde las adolescentes reciben puntuacio­nes significativamente más bajas que los ado­lescentes (Svedberg, Eriksson y Boman, 2013). Jörngården, Wettergen y von Essen (2006), en su investigación con adolescentes, informan que las adolescentes reportan peores estados de CVRS en relación con los adolescentes y que la ansiedad se correlaciona negativamente con la CVRS en ellas; sin embargo, con la depresión, en relación con el género, no se observan dife­rencias significativas (Kristjánsdóttir, Sundelin y Naessen, 2009). Chen y Storr (2006) conside­ran que el alcohol tiene un impacto negativo en la CVRS de los y las adolescentes. Puntuaciones bajas en las dimensiones relacionadas con la sa­lud mental predicen el abandono escolar (But­terworth y Leach, 2017). En cuanto a factores de riesgo y de protección, el ejercicio físico se considera un factor de protección en la CVRS y la depresión y la ansiedad se correlaciona de forma negativa con la CVRS (Hegberg y Tone, 2015; Kristjánsdóttir et al., 2009; Snyder, Marti­nez, Bay, Parsons, Sauers y Valovich, 2010). La depresión es una enfermedad grave. La población adolescente es una preocupación en las políticas de salud pública y de relevancia por sus múltiples factores de riesgo. En la actua­lización de la Guía de práctica clínica sobre la depresión mayor en la infancia y en la adoles­cencia, el Ministerio de Sanidad y Política Social estima que la depresión es del 5,6 % en adoles­centes entre 13 y 18 años, y que el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de edad de 15 a 19 años, al mismo nivel que los acciden­tes de tráfico, y sólo por debajo del cáncer de cualquier tipo (Ministerio de Sanidad. Servicios Sociales e Igualdad, 2018).  La población adolescente a la que nos referi­mos forma parte de un estrato de población con alta vulnerabilidad. Las unidades de hospitaliza­ción de día de salud mental son unidades de diag­nóstico y tratamiento para adolescentes, forma­das por un equipo multidisciplinar, en el que se realizan intervenciones destinadas a la recupera­ción de adolescentes (Gualtero, 2011).  Los hospitales de día se han convertido en una de las principales modalidades de intervención para niños y adolescentes con trastornos psi­copatológicos graves (Graf, Schulte-Markwort y Richter, 2001; Pedreira, 2001). La bibliografía constata la eficacia de los programas de hospi­tal de día en problemas conductuales y emocio­nales en niños y adolescentes, como trastornos de la conducta (Molinuevo, Pardo, Andión y To­rrubia, 2004), el trastorno por déficit de aten­ción con hiperactividad (Jiménez, 2003), los trastornos de la conducta alimentaria (Reilly et al., 2020; Yun, Id, Yin, Sun, Yang y Li, 2019) y los trastornos generalizados del desarrollo (Alcamí, 2014).  El programa de hospitalización en el que se realiza esta investigación atiende a la diversidad de adolescentes con diferentes dificultades, que se presentan tanto en la infancia como en la adolescencia. Las intervenciones que se realizan en el programa de hospitalización de día son ac­tividades dirigidas a la recuperación de habilida­des y competencias necesarias para asegurar la calidad de vida del adolescente. Estas interven­ciones se diseñan en relación con los objetivos de recuperación, teniendo en cuenta las carac­terísticas individuales y de la situación psicoso­cial de cada persona, valoradas previamente en el Proyecto terapéutico individual (PTI) consen­suado con el adolescente y la familia. Algunas de las actividades realizadas más relevantes son las siguientes: Taller de creatividad y expresión plástica, Escuela de padres, Habilidades socia­les, Aula, Taller de jardinería, Actividades depor­tivas, Actividades de la vida diaria, Taller de lu­doterapia, Hábitos de salud, Cocina y Expresión personal. Además de las actividades de carácter general existen programas específicos (PE) en función de las necesidades de cada adolescente que se agrupan en diferentes programas, entre los que se encuentran: PE para trastornos de la conducta alimentaria, PE para trastorno del es­pectro autista, PE para psicosis y PE para tras­tornos afectivos. Los estudios que evalúan el coste-efectividad apoyan los programas ambu­latorios, ya que son más rentables y permiten a los adolescentes mantener el contacto con sus familiares, facilitan y complementan la implica­ción de la familia y de la escuela en el tratamien­to, reducen los costes sanitarios y previenen  La calidad de vida en adolescentes que ingresan en un hospital de día de salud mental posteriores ingresos en otros recursos (Boege, Corpus, Schepker, Kilian y Fegert, 2015; Díaz-Sibaja, Trujillo y Peris-Mencheta, 2007). El estado de salud-enfermedad se construye a partir de la percepción subjetiva de la persona y, a través de las creencias, valores y costum­bres, la persona construye y proyecta sus obje­tivos y las expectativas que quiere conseguir. La calidad de vida (CV) evalúa el funcionamiento físico, la salud mental, la autonomía y el apoyo social. El objetivo del estudio es describir la carac­terísticas sociodemográficas y clínicas de los adolescentes y conocer la calidad de vida de los jóvenes durante el ingreso al Hospital de día infanto-juvenil (HDIJ).  

Metodología  

Se trata de un estudio longitudinal y descrip­tivo, con medidas repetidas pre y post inter­vención. El ámbito de estudio es el HDIJ y los datos han sido recogidos entre enero del 2016 y diciembre del 2020. En total se han incluido 70 adolescentes con una edad comprendida entre 12 y 18 años y el tipo de muestreo ha sido con­secutivo. El cuestionario de Salud SF-36 está compues­to por 36 preguntas, que se agrupan en ocho dimensiones: funcionamiento físico, rol físico, dolor corporal, salud general, vitalidad, funcio­namiento social, rol emocional y salud mental (ver tabla 1 del anexo). Adicionalmente, inclu­ye una pregunta de transición sobre el cambio en el estado de salud general respecto al año anterior, que no tiene validez estadística. Cada dimensión de la SF-36 se valora numéricamen­te entre el 0 y el 100, de forma que, a mayor puntuación, mejor es la calidad de vida. Alonso, Prieto y Anto (1995) llevaron a cabo la valida­ción al castellano de la SF-36, que proporciona un perfil del estado de salud y se puede apli­car tanto a pacientes como a población sana. El coeficiente de alfa de Cronbach se encuentra entre 0,71 y 0,94. Las puntuaciones crudas del SF-36 han sido explotadas a través del Quality­Metric Health Outcomes™ Scoring Software 5.1. Posteriormente, los datos fueron recogidos en una hoja de cálculo tipo excel y se han descrito en porcentajes y medias.

Resultados  

Los resultados que se exponen a continuación están relacionados con describir las característi­cas sociodemográficas y clínicas del adolescente. En el presente estudio, participaron un total de 70 adolescentes. En cuanto a su distribución relacionada con el sexo, más de la mitad (54 %) son hombres y la edad media fue de 14,18 años, en un rango de 12-18 años (ver tabla 2 del ane­xo). La media de ingreso se sitúa en 133 días há­biles. Podemos destacar que el 56 % vive con las madres y los padres; el 39 %, con padres y ma­dres separados; el 3 %, se encuentran tutelados por familiares y el otro 3 %, la tutela pertenece a la DGAIA (Dirección general de atención a la in­fancia y adolescencia) (ver gráfica 1 del anexo). En cuanto a las variables clínicas, observamos que los diagnósticos que se presentan de más frecuencia a menos frecuencia son: los trastor­nos de la conducta y de las emociones, los tras­tornos del desarrollo, los trastornos neuróticos, los trastornos depresivos, los trastornos de la conducta alimentaria y los trastornos de perso­nalidad (ver gráfica 2 del anexo). También des­tacamos que el 7,1 % de los adolescentes fueron derivados a la UCA (Unidad de crisis adolescen­te) por un empeoramiento de la clínica.  Los adolescentes que ingresan al HDIJ presen­tan puntuaciones considerablemente bajas en todas las dimensiones, comparadas con la po­blación de referencia española (ver gráfica 3 del anexo). Las dimensiones que presentan peores puntuaciones al ingreso son: el rol o problemas emocionales (48,09), la salud mental (50,29), la percepción de la salud general (54,21), la vita­lidad (54,14) y la función social (56,51). Todas ellas se mantienen ≤ 56,51. Las puntuaciones re­lacionadas con la función física, rol físico y dolor corporal al ingreso contienen puntuaciones ≥ 65,36. Dentro de estas, la salud mental y los pro­blemas emocionales son las que reciben peores puntuaciones. En general, al alta la mejora se observa en to­das las áreas. Las dimensiones en las que se ob­serva un mayor incremento en las puntuaciones medias del ingreso con respecto al alta son: el rol emocional con la puntuación más alta, la fun­ción social y la salud mental, respectivamente (ver gráfica 4 del anexo). También es importante el resultado del ítem sobre la función de transición de la salud, que, aunque no tenga valor estadístico, nos da infor­mación sobre el cambio de salud en el tiempo, con mejores resultados en el presente compara­dos con el último año (ver gráfica 5 del anexo).  De los resultados en las ocho dimensiones que componen el SF-36, se encuentran diferen­cias entre adolescentes de sexo masculino y fe­menino, observándose peores puntuaciones en el sexo femenino que en el masculino, menos en el rol físico, en el que las mujeres presentan pun­tuaciones más altas (gráfica 6 y 7 del anexo). Al alta del HDIJ, se observa un aumento de las puntuaciones medias en todos los ítems, tanto en el sexo masculino como en el femenino, pero se mantienen los de sexo masculino con pun­tuaciones superiores.  

Discusión

En relación con el presente estudio y la revi­sión realizada en diferentes investigaciones, po­demos observar y explicar una serie de factores sociodemográficos y clínicos de los y las ado­lescentes. Los ingresos de los adolescentes superan a los de las adolescentes, coincidiendo con las muestras presentadas en los diferentes estudios que analizan la realidad asistencial similar a la del presente estudio (Díaz-Sibaja et al., 2007).  Las puntuaciones medias de la CVRS en la po­blación general española (Arostegui y Núñez-Antón, 2008) superan a las puntuaciones medias adolescentes que fueron ingresados. Los y las adolescentes presentan niveles bajos en todas las dimensiones excepto en las de función física, en la cuales las puntuaciones medias superan las de la población de referencia, coincidiendo con el estudio de Kristjánsdóttir et al. (2009). Los resultados de las puntuaciones medias en el ingreso son diferentes para ambos sexos. Las adolescentes perciben peores resultados que el género masculino. Al alta, se mantienen estas diferencias de género, coincidiendo con otros estudios sobre diferencias de género (Svedberg et al., 2013). Pero observamos que, en el rol físi­co, relacionado con el rendimiento en las activi­dades de la vida diaria, el sexo femenino supera al sexo masculino. También las dimensiones relacionadas con la salud física que son el dolor corporal se ase­mejan a la población de referencia, menos el rol físico, que, aunque no llega a tener puntuacio­nes tan bajas como las relacionadas con la salud mental; igualmente, son bajas. Coincidiendo con otros estudios de adolescentes con trastornos mentales (Jörngården et al., 2006), las peores puntuaciones en el ingreso son las que tienen más impacto en la salud mental. La que recibe peor puntuación al ingreso es el rol emocional, la siguen la salud mental, la vitalidad, la salud general y la función social.  Las puntuaciones al alta mejoran en todas las dimensiones, aunque podemos señalar que las dimensiones que tienen más impacto en la mejora son el rol emocional, la función social, la salud mental, el rol físico, la salud general y la vitalidad, consecutivamente. El dolor corporal y la función física ya partían de puntuaciones altas y su impacto ha sido menos relevante.  

Conclusiones  

La QVRS es un buen indicador que orienta para diseñar intervenciones, así como en algu­nos casos a consensuar el diagnóstico. Además, obtenemos información de los adolescentes re­ferente en relación con la salud. La diversidad de trastornos mentales en la adolescencia que acoge los hospitales de día de adolescentes implica una exigente y alta continuidad en la actualización formativa de los profesionales, así como en una amplia di­versidad en la especificidad de programas de intervención.  La adolescencia forma parte del ciclo vital y, por ende, de un proceso de desarrollo y de es­trés, pero, además, si confluye con un trastorno mental, puede condicionar el ingreso. En el mo­mento del ingreso, la CVRS en los adolescentes se encuentra gravemente afectada, lo que im­plica un riesgo asociado a la salud, las funciones ocupacionales, laborales o académicas, mayor probabilidad de comorbilidad y de morbilidad, con la posibilidad de posteriores reingresos y una mayor carga familiar. En el alta, el adolescente presenta una es­tabilización en todas las dimensiones relacio­nadas con la CVRS, aunque la mayoría de las  La calidad de vida en adolescentes que ingresan en un hospital de día de salud mental dimensiones no llegan a la estandarización normativa, sobre todo las relacionadas con la salud mental. Existen diferencias de género importantes en la mayoría de las dimensiones tanto en el in­greso como en el alta. Hay que tener en cuenta los diferentes estudios que constatan que en la adolescencia existen diferencias relacionadas con el género. Se debería incidir más en la in­vestigación teniendo en cuenta los factores so­cioculturales relacionados con el género, ya que contribuyen en la detección, el tratamiento, la intervención y, en consecuencia, a la CVRS de los y las adolescentes.  Aplicar instrumentos de medidas que nos per­mitan evaluar a las personas en diferentes eta­pas de la vida nos permite monitorizar la CVRS y diseñar proyectos individualizados. Las di­mensiones, aunque todas aumentan durante el proyecto, no lo hacen por igual; conocer la re­lación entre diferentes variables estudiadas en esta investigación nos podría ayudar a definir y perfilar las intervenciones y los programas di­rigidos para contribuir en la recuperación y la CVRS de los y las adolescentes.  

Agradecimientos

A los y a las adolescentes, a las familias, a la Fundació Pere Mata Terres de l’Ebre y al VII Congrés Català de Salut Mental de la Infància i l’Adolescència 2021.  

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