Escrito por Fundació Orienta
El movimiento organiza y favorece el crecimiento a nivel emocional, biológico, social, motriz,…
A través del movimiento se expresan las capacidades, las emociones, la comunicación y la relación con los demás.
Cada momento evolutivo se prepara para la etapa siguiente y es importante poder ofrecer un entorno estimulador y facilitador del crecimiento.
Ahora bien, el movimiento excesivo también puede esconder problemas y tensiones.
Repasemos algunos aspectos que pueden ayudar a comprender la conducta del niño en cada etapa evolutiva:
A los 0-2 años
- Me duele algo o tengo malestar y necesito expresarlo: lloro, grito,…
- Hago ruidos con la voz, estoy aprendiendo a comunicarme.
- Necesito descargar tensiones dando patadas,…
- Me tranquiliza que me cojan, me acaricien, me miren y me hablen. Entonces comienzo a sonreír porque me siento escuchado.
- Exploro y descubro mi cuerpo y el mundo, me lamo los puños y todo lo que me viene a las manos.
- Estoy inquieto con un extraño o con alguien que conozco poco.
- Pongo en marcha los reflejos y mis capacidades.
- Doy vueltas, me siento, gateo, avanzo cogiendo lo que encuentro, comienzo a correr,… Así fortalezco los músculos, mantengo el equilibrio, amplio mi visión,…
- Exploro el territorio a través del movimiento.
A los 2-5 años
- Si no me haces caso, me muevo, quiero llamar la atención.
- Veo tantos juguetes que me gusta tocarlos todos y cambio mucho de actividad.
- Si no hago lo que yo quiero, protesto e intento conseguirlo saltando, corriendo, gritando,…
- No paro de moverme para que me detengan.
- Imito a a los mayores para identificarme.
- Trabajo mi coordinación aprendiendo a ir en bici, patinando, saltando obstáculos, etc.
- Lo toco todo, lo desordeno todo para expresar mi personalidad.
- Los cambios me alteran.
- Me peleo con los compañeros, estoy aprendiendo a compartir mis cosas.
- Me pongo en contra de los padres para afirmarme.
- Quiero hacer las cosas solo y protesto cuando no me dejan.
A los 6-9 años
- Salto, corro, juego a balón,… Me estoy divirtiendo, me estoy probando, miro a los demás y me comparo con ellos.
- Quiero ganar siempre, ser el fuerte, tener la razón, mandar,…
- Necesito hacer uso de mi imaginación y creatividad, por eso necesito moverme.
- Estoy aprendiendo a explorar y descubrir los límites.
- Con el movimiento me hago presente en el grupo, hago el payaso.
- Puedo ser hábil con lo que hago y necesito que me lo refuercen.
- Estoy aprendiendo a controlar los tiempos de mis cosas (TV, juegos, deberes,…).
- Necesito expresar mi rabia, frustraciones, estrés,…
- Aún no arreglo las cosas hablando o pensando.
- A menudo a través del movimiento, me libero de las tensiones y angustias.
A los 10-12 años
- Mi cuerpo está cambiando y eso me preocupa. Mis emociones varían, son inestables.
- A veces me irrito, paso del aburrimiento a la excitación.
- Necesito moverme cuando no entiendo lo que me pasa.
- Me gusta pasar más tiempo con los amigos y no tanto con los padres. Con los padres, a menudo me aburro y esto es motivo de discusión con ellos.
- Quiero a mis padres, pero me cuesta expresar los sentimientos. A veces incluso, pedirles ayuda.
- Me da vergüenza y a veces, rechazo el contacto físico con ellos.
- Reclamo intimidad y los secretos son importantes para mí.
- Pido más libertad para poder hacer más cosas y demostrarme que «ya soy mayor», que soy capaz.
- Comienzo a interesarme por la sexualidad.
A los 13-17 años
- Hago cosas que no había hecho nunca y así puedo saber qué me gusta y qué no. Incluso a veces hago cosas que no me tocaría hacer por edad.
- A veces hago cosas sin pensar y las pienso después.
- Quiero las cosas, ¡ya!, inmediatamente.
- No paro de hablar con los compañeros en clase.
- Las frustraciones me ponen nervioso y me muevo más.
- Quiero conocer cosas nuevas.
- Hago varias cosas a la vez (chateo con varias personas al mismo tiempo, escucho música, me bajo películas, utilizo el Whatsapp,…).
- Me gustan las actividades arriesgadas y que sean estimulantes.
- Quiero ser original y único.
- Hago cosas para agradar a mis amigos.
¿Cuándo hay que preocuparse?
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Ante alguno de estos síntomas, es importante poder consultar a profesionales que atienden al niño, ya sea el pediatra, la enfermera, los maestros o el psicólogo.
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