Escrito por Fundació Orienta

El duelo es un proceso normal ante la muerte.

El duelo normal es el proceso de adaptación que nos permitirá volver a recuperar el equilibrio personal y familiar.

En los niños el duelo depende de su concepto de muerte y de vida, el cual evoluciona según la edad y las vivencias.

El entorno familiar puede ayudar mucho en este proceso.

Antes de los 4 años

Durante la primera infancia el niño no entiende el concepto de muerte. La falta del ser querido se puede vivir como un abandono. Como se puede manifestar:

  • Con un llanto continuado.
  • Con trastorno en el sueño y/o la alimentación.
  • Haciendo conductas más infantiles como volverse a chupar el dedo.
  • Haciendo un juego o un lenguaje repetitivo.
  • Se muestra inhibido, pasivo, ausente como si no estuviera.

De 4 a 6 años

Durante esta edad los niños se interesan por la muerte, hacen preguntas y quieren respuestas sencillas. Piensan que la muerte puede ser algo reversible, como el dormir, y que la muerte es algo provisional, que no es para siempre. Como se puede manifestar:

  • Con miedo a separarse de sus padres.
  • Con rabietas y explosiones de irritabilidad.
  • Con comportamiento de lucha, llanto y/o aislamiento.
  • Con repeticiones de conductas de la anterior etapa.
  • Con trastornos del sueño, incremento de los temores usuales.
  • Actuando y hablando como si la persona estuviera viva y pudiera volver.
  • Puede pasar del llanto a la risa con cierta rapidez, su aflicción es breve y recurrente.
  • Dificultades de prestar atención, se muestra ausente no quiere hablar de lo ocurrido.

De 6 a 11 años

Durante esta etapa los niños ya tienen conocimiento del ciclo vital del ser vivo, saben que termina con la muerte y que es para siempre. Como se puede manifestar:

  • Con incredulidad, conmoción y o confusión. Puede estallar en cólera y sentirse traicionado por la persona muerta.
  • Con rabia expresada a través de juegos violentos, pesadillas, irritabilidad.
  • Haciendo rabietas.
  • Con miedo a perder otro ser cercano.
  • Con conductas más infantiles de las que le son propias por edad…
  • Pueden sentirse culpables por cosas que han dicho o hecho con la persona que ha muerto.
  • Tristeza expresada en forma de insomnio, pérdida del apetito, miedos, falta de intereses, añoranza por la persona perdida…
  • Incapacidad para concentrarse en la escuela, bajo rendimiento escolar.
  • Conductas oposicionistas.

Sugerencias para ayudar a los niños

  • Acompañar al niño en el proceso explicándole la realidad de la muerte hasta donde él pueda entender, con palabras sencillas y encontrando los momentos adecuados.
  • Para los más grandes puede ser útil explicar los momentos de la vida donde la muerte esté presente (ejemplos de animales, plantas) para mostrar que la muerte es un hecho natural y que sucede a todos los seres vivos.
  • Es bueno que se les dé la posibilidad de elegir si quieren o no quieren asistir y participar en los actos funerarios, siempre acompañados de un adulto y con las explicaciones suficientes.
  • Si no desean participar, les podemos ofrecer otras posibilidades como dibujar, escribir una carta que les ayude a despedirse de la persona que ha muerto.
  • La familia debe aceptar la expresión de sentimientos de tristeza para poder vivir de forma adecuada el duelo.
  • Es importante que la familia pueda abrazar al niño, escucharlo, llorar con él y explicarle que aunque el adulto también esté triste nos seguiremos ocupando de él.
  • Es bueno que tan pronto como nos sea posible podamos recuperar el ritmo cotidiano y garantizar la máxima estabilidad con los menos cambios posibles.
A partir de los 12 años

La muerte intensifica la presión que como adolescentes sienten para afrontar el futuro e incrementa su estado emocional agitado. La muerte les hace tomar conciencia de su propia mortalidad. Como se puede manifestar:

  • Con un incremento de su malestar físico, como abdominalgias, migrañas.
  • Con un aumento de su malestar psicológico.

Sugerencias para ayudar a los adolescentes

  • Darles una información clara y adecuada sobre la situación.
  • Permitir y respetar la expresión o no de sentimientos.
  • Potenciar su participación en todos los actos.
  • Mostrarse cercanos y disponibles para cuando necesiten al adulto, garantizar la atención y el afecto.
  • Mantener las rutinas y las normas para que no sientan que su mundo se desorganiza y contribuir a su estabilidad.
  • No pedirles responsabilidades que no les corresponden por edad, ni responsabilidades que tenía la persona que ha muerto. Por ejemplo hacer de madre o padre de hermanos pequeños.
  • Es importante reafirmar la personalidad del adolescente valorando sus gustos, inquietudes y preferencias y diferenciarlos de la persona que ha muerto.
  • En general es bueno respetar el proceso de duelo del niño y autorizar sus expresiones, manifestando que lo que le pasa es normal, y relacionándole la manera con que se manifiesta con la pérdida del ser querido.

Niños con dificultades graves

Los niños con disminución o trastorno mental grave aunque parezcan ausentes o que no participen en exceso, también sufren y necesitan de la comprensión de los adultos.

Sugerencias para ayudar a los niños con dificultades graves

  • Hay que hablar con ellos de manera informal con explicaciones indirectas que sean clarificadoras con un lenguaje que puedan entender.
  • Hay que comunicarles los propios sentimientos, dejarles que participen si es posible en los actos y recordar todos los momentos buenos vividos con el fallecido; esto suele ayudarles a entender mejor la situación.

Cómo y cuándo pedir ayuda

Si varias de las manifestaciones normales por la pérdida de un ser querido se alargan muchos meses y le impiden hacer una vida normal, se deberá pedir ayuda profesional.

Cuentos para trabajar el duelo en los niños

Recull de contes per treballar el dol amb els nens

  • Caracoles, pendientes y mariposas – Alvarez, A. Madrid. Ed. Edelvives, 2002
  • Te echo de menos – Paul Verrept. Barcelona. Ed. Juventud, 2000
  • S’ha mort l’avi – Diminique de Saint Mars. Bloch S. Barcelona. Ed. Galera, 1998
  • Així era l’avi – Prats, Joan de Déu-Roldán, Gustavo. Parramón Ediciones, 2003
  • ¡Mama! – Zubeldia, Iñaki. Edebé, 2006
  • L’estrella de la Laura – Baumgart, Klaus. Ed. Beascoa, 2005