Escrito por el Dr. J. Sabriá (Pediatra)
Ante los miedos, lo mejor que pueden hacer los padres es tener una actitud comprensiva, de apoyo, cariñosa y tranquila.
Esto genera seguridad, autoconfianza y mejor autoestima.
Si los padres tienen la sensación de que su hijo tiene unas miedos excesivos para su edad, que la angustia y el miedo van en aumento, si les parece que su hijo queda excesivamente inhibido y bloqueado ante los demás, sería bueno que lo consultaran con los profesionales de la salud.
Menos de 1 año
Los lactantes, a partir de los 6 a 7 meses, ya distinguen claramente entre los que son de su familia, que ve, siente y toca a menudo, de las personas, lugares y situaciones que no ha visto y que, por tanto, desconoce. Ante estas personas y de situaciones desconocidas se inquieta y puede empezar a llorar fácilmente. Si el niño está en brazos de sus padres es menos probable que llore o tardará más en hacerlo y se calmará mucho más rápido ya que se siente más seguro y protegido. Este fenómeno se llama «angustia ante el extraño» y es normal en todos los niños, con un máximo entre el año y los 2 años de vida. Algunos niños se inquietan más que otros y cuestan más de calmar. Cada niño tiene ya desde muy pequeño una manera particular de responder a las situaciones desconocidas.
Habría que consultar al pediatra y / o al psicólogo infantil si su hijo le cuesta mucho calmarse aunque los padres lo cojan, lo mimen, le hablen, y esto le suceda de manera habitual.
Entre 1 y 3 años
En estas edades los niños necesitan tener cerca a sus padres, hermanos, abuelos o personas muy conocidas para sentirse seguros y confiados, los deben poder ver, oír, tocar, para estar confiados y seguros. Poco a poco el niño de 2 a 3 años se va alejando más de los padres, pero manteniendo el contacto con ellos con la vista y el oído sabiendo donde están. Si no los ve, si no los siente, se angustia rápidamente y llora. Con la maduración psicológica a los niños van interiorizando progresivamente los padres, hermanos, abuelos, y esto les permite irse alejando de ellos sin sufrir la angustia que tenían meses antes.
Entre el año y los 2 años es típica la inquietud y angustia ante las personas que no conoce, sobre todo si es en un entorno diferente al habitual. A partir de los 2 años esta angustia va disminuyendo.
En estas edades los niños son poco conscientes de los peligros y no tienen miedo de caer, de hacerse daño, de ahogarse,… Por ello precisan una supervisión constante por parte de sus cuidadores. Con la maduración psicológica a los niños se van dando cuenta del riesgo de sus actos, del peligro de las alturas, del riesgo de caer al agua, de ingerir productos peligrosos, de los animales desconocidos,…
3 a 6 años
Esta es una edad muy imaginativa y fantástica, dependiendo de los padres y los niños lo manifiestan con ganas de hacer sus cosas, de mostrar y mantener su voluntad en los pequeños actos de la vida cotidiana. Van aprendiendo a controlar sus impulsos, pero de entrada les cuesta y hacen las típicas rabietas de esta edad que precisan la contención serena y tranquila de los padres para irse reconduciendo hacia conductas más maduras.
En estas edades los niños tienen miedo de la oscuridad, los monstruos, los ruidos fuertes, de las situaciones imprevistas, miedo de encontrarse solos sin notar la compañía de los padres, miedo a ser abandonados por los padres por no haber correspondido a sus deseos, miedo de dejar de ser queridos por los padres, miedo de enfrentarse solo a los peligros del día a día. Los clásicos cuentos infantiles de Caperucita y el Lobo, Hanssel y Gretel, los tres cerditos, el Pulgarcito, nos hablan de estos miedos de ser abandonados por los padres, de enfrentarse solo a peligros, de encontrarse por el camino de la vida con los que te quieren hacer daño (el lobo, el ogro, la bruja,…) y tener que superar con ingenio y valentía estas dificultades.
Hacia los 3 o 4 años también es normal que algunos niños que en casa ya son muy charlatanes y están todo el día hablando y preguntando inhiban cuando están frente a personas que no conocen, hablen poco o nada, se comporten tímidamente y se muestren vergonzosos.
7 a 10 anys
En aquestes edats els nens tenen un pensament més real, més connectat amb la realitat, i menys fantàstic. Van perdent la concepció màgica del món. La seva interpretació dels fets es va fent més realista, més a prop de la percepció que tenim els adults. Va agafant importància els amics, l’escola, els mestres que s’anirà trobant en el diversos cursos escolars.
Les pors d’aquestes edats tenen a veure amb circumstàncies més reals de la vida: por a patir dolor corporal ells mateixos o els seus familiars i companys, por a les punxades, a les injeccions. Por a les malalties pròpies i dels familiars.
La por a la mort es fa més present cap els 9 a 12 anys. Continua existint la por a la soledat, por a sentir-se abandonat pels pares, por de no ser estimat i volgut. També por a la seva pròpia ràbia cap a germans i pares.
Alguns nens, per el seu temperament i personalitat, els hi costa més la relació amb els altres, són tímids, massa vergonyosos, tenen por de les relacions socials amb persones poc properes o en entorns no familiars. També tenen por a fer el ridícul davant dels altres. Alguns nens es tornen molt responsables amb el seu rendiment acadèmic i tenen por de treure mals resultats en les avaluacions: això els genera angoixa i tensió.
11 a 14 años
Durante la adolescencia el cuerpo adquiere mucha importancia. Hay muchos cambios físicos y mentales en poco tiempo. En pocos años el cuerpo crece mucho en peso y talla, aparecen los caracteres sexuales de adulto, los chicos pierden la voz infantil, a las chicas les crecen los pechos. Hay muchos otros cambios físicos en ambos sexos: las chicas inician las menstruaciones, los chicos tienen las erecciones y las poluciones nocturnas,… Todos estos cambios no son fáciles de asimilar. Necesitan tiempo mental de adaptación y de aceptación.
En estas edades los miedos están más relacionados con la percepción del propio cuerpo, con la sensación de cómo los ven los demás, especialmente sus compañeros de las mismas edades de uno y del otro sexo, de cómo son percibidos y valorados por sus amigos y compañeros. Hay miedo a no crecer lo suficiente, miedo a tener defectos en su cuerpo cambiante como que le salgan granos en la cara, o que tenga la nariz demasiado grande, o las chicas los pechos pequeños, o demasiado grandes,… También miedos ante las sensaciones que notan y viven motivadas por los nuevos impulsos y deseos sexuales, desconocidos hasta entonces y que ahora les crean inquietud, deseo para relacionarse con los demás pero a la vez aún se sienten inseguros, tímidos, avergonzados o incómodos en todo este mundo nuevo que van descubriendo. Hay también miedos de pensar que no sabrá relacionarse como quisiera con el otro sexo, miedo por sentirse demasiado tímido, inhibido o vergonzoso ante los demás. Miedo de hacer el ridículo delante de los compañeros, miedo de fracasar en los estudios, en las relaciones sociales, en las actividades deportivas que hace.
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