Escrito por Elisabet Cuatrecasas (Psicóloga)
Muchas veces los hijos se enfadan cuando no consiguen lo que quieren.
Conseguir que se enfaden menos es posible si les damos herramientas para estas situaciones.
La frustración son todo de sentimientos que experimentamos las personas como pueden ser la cólera, tristeza o ansiedad, cuando una expectativa (deseo, proyecto, ilusión) no se cumple; cuando no recibimos lo que esperábamos.
Las personas tenemos herramientas que nos permiten soportar esta frustración.
Una persona con un nivel de tolerancia a la frustración baja le basta con una adversidad mínima para enfadarse, entristecerse o angustiarse.
Una persona con un alto nivel de tolerancia a la frustración podrá mantener su estado de ánimo sin alteración aunque no vea cumplidas sus expectativas.
¿Cómo se manifiesta esta frustración?
El nivel de tolerancia a la frustración en parte es innato, pero también es susceptible de aprendizaje. Por eso una persona que de pequeño se enfada y se irrita por todo lo que le es incómodo, poco a poco, en la medida que va creciendo, puede ser más capaz de contenerse. En general los bebés tienen la tolerancia a la frustración mucho más baja (aunque hay diferencias enormes entre cada uno de ellos), y ésta puede ir aumentando. Y ¿de qué depende que aumente? De si tienen unas figuras de progenitores que le hacen vivir buenas experiencias y le contienen el malestar; y si es capaz de conservar estas figuras dentro de él. Esto le dará una seguridad interna y una imagen positiva de sí mismo, que le permitirá poco a poco ir tolerando más la adversidad.
¿Cómo podemos solucionarlo?
Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación, no favorece su desarrollo integral como persona, ya que cuando sean adultos tendrán que enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso. Para conseguir que el niño tolere la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad. Es decir, no ceder ante cualquier requerimiento del niño, de forma que éste siempre consiga lo que quiere y nunca se enfrente a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes.
Pedir ayuda
Es importante tener en cuenta que se debe pedir ayuda a un profesional cuando la tolerancia a la frustración es tan baja que le repercuta en el día a día: le dificulta el hecho de tener amigos, el rendimiento escolar, su desarrollo hacia la autonomía.
A la práctica
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Preguntas con respuestaMi hijo se enfada y llora por todo, ¿cómo puedo ayudarle? Debemos valorar si puede que esté cansado o tenga hambre. Tenemos que ver qué le provoca el llanto. Si son demandas que no podemos resolver o pensamos que no son adecuadas, debemos ayudarle a entender que tiene que esperar o que lo que pide no es posible. Si le ofrecemos una solución alternativa, le ayudaremos a calmar el sentimiento de frustración. A su edad, ¿es normal que se frustre tanto? Los niños pequeños tienen menos capacidades de tolerar la frustración, pero este es un aprendizaje que deben ir haciendo. También es cierto que hay niños que nacen con más capacidad para esperar y otros que irritan más fácilmente. ¿Es normal que la baja tolerancia a la frustración se manifieste con mucho enojo y llanto? Enfadarse y llorar son los mecanismos que mejor funcionan para conseguir lo que los niños quieren. A los padres se les hace a menudo difícil tolerar la rabia y el llanto de los hijos. Si los niños aprenden que para evitar oírlos, les damos lo que piden, así es cómo reaccionarán de forma habitual, dado que habrán aprendido que es una solución efectiva. Debemos escuchar las demandas y el enojo, pero no siempre dar lo que piden para evitar el malestar del niño y lo que nos provocan. |
Caso clínico
Los padres de Enric consultan por las rabietas que hace cada vez que intentan ponerle algún límite. Estas rabietas también las hace en la escuela, aunque no son tan intensas como en casa. Con las primeras entrevistas, pudimos observar que los padres le habían dado siempre todo lo que quería, ya que se les hacía muy difícil tolerar el malestar de Enric cuando se le privaba de algo. Poco a poco fuimos viendo que este hecho estaba relacionado con las necesidades que habían tenido los propios padres de pequeños que no fueron cubiertas. Por lo tanto, le daban a Enric todo lo que ellos no habían tenido de pequeños. Darse cuenta de todo esto ayudó a los padres poder mantenerse más firmes, lo que hizo disminuir las rabietas de Enric. Por otra parte, Enric sentía que su agresividad era omnipotente. Conseguía lo que quería pero dejaba los padres agobiados y esto también le provocaba mucho malestar.
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