Seringueiras! Un pueblecito muy bien en el Oeste de Brasil, la tierra de las selvas cada vez más cortas, pero todavía grandes, porque esto es inmenso: distancias, costumbres, contrastes culturales, económicos, de religiones, de formas de pensar, de ver la vida, las cosas que dependen de la política pública …
En otros tiempos ha sido selva de verde intenso, y ahora en tantos lugares, de color ceniza o de carbón. Esperamos que las lluvias nos ayuden a cambiar estos tonos tristes del paisaje.
No tiene demasiado conciencia la gente del mal inmenso que representa el Planeta este desenfreno «hoguera», porque espera que la lluvia lo vuelva a dejar todo verde, aunque sin árboles, que la hierba se deberá cuidar de crecer, y con ella, el ganado, que es la fuente actual de la economía, ahora también reviscolada con el café clonal, y por la soja, que es lo que más tememos por aquí, ya que representa la extinción, no sólo de mucha selva, donde aún hay pedazos grandes o pequeños, sino de muchas comunidades rurales, ya que, para convertirse en rentable, «el agronegocio» como aquí lo llaman, ha de ocupar grandes extensiones de tierra, y ahuyentar la gente , aunque sea comprando a buen o no tan buen precio las tierras que años atrás habían conquistado. Esta gente se va a vivir a ciudad y tirando mientras duran los cuartos de la venta.
Que bien si encuentran un trabajo o pueden montar un negocio y poner a sus hijos a estudiar.
Todo esto tiene algo que ver con los cambios sociales que por aquí se van haciendo. Ha vuelto a subir el número de los emigrantes, nos han llegado de fuera, algunas comunidades donde había Pastoral da Crianza están vaciando, nuestros niños tienen un poco más de acceso a la escuela, que se ha quedado pequeña, por lo que los tenemos que dejar algunas salas parroquiales para dar clases; no todo el mundo come las verduras que comían cuando vivían en el campo y que ellos mismos producían, ahora es todo de supermercado, ciertamente bien abonado con conservantes y aditivos …
Y la Pastoral va tirando. Hoy tenemos dieciséis líderes, de las cuales catorce son directos y dos más de carácter institucional (la directora y el Asesor), tenemos tres comunidades rurales y tres urbanas, acompañamos a las criaturas hasta los seis años y a familias.
La ayuda anual que nos llega de la Fundació Orienta lo destinamos básicamente a reforzar las meriendas de los días de encuentro de cada mes, a contribuir con los gastos de los cursos de actualización de las líderes, y los viajes de los asesores en las comunidades, hemos comprado algunos materiales de juguetes para los entretenimientos a los encuentros, también con el trabajo en las fiestas populares, para comprar un parque infantil, con columpios, toboganes, escaleras … lo tendremos gracias a vosotros, y también en el trabajo de hormiga que nos va haciendo este grupito de líderes que lo harían todo por estas criaturas.
Estamos animados, unos y otros, para ir llevando adelante el proyecto, y ciertamente que os agradecemos por todo lo que nos ha ido ayudando.
Cesc Trilla y Folch. Misionero claretiano